Le pedí a la Muerte
que viniera a verme
y vino
Se sentó a mi lado
en su butaca,
miró el cielo
con sus ojos
que no son ojos,
acaso dos agujeros
profundos
Me contó del abuelo,
que nunca conocí,
lleva varios otoños
con ella
Me contó de Ester
y que juegan Canasta
los martes de primavera
Sonreí
Cuando me habló de
mi gata Jacinta
que lleva cinco inviernos
ronroneando en sus pies
por las noches
Me habla de los paseos
que dan en el arrebol
con la abuela, que aún teje
esos cisnes para cubrir
los muebles del polvo
Así como se cubre el cuerpo
cuando nos vamos
La Muerte se emociona
toma mi mano
y se despide
Nos veremos, me dice
...aunque todavía no.
¿que será de la muerte sin tierra ni cielo?
dicen que en esos lugares llegan los cuerpos
que saben de ella
¿será que la muerte conoce la tierra para hacerla su amiga?
o ¿será que las aves cantan sonetos cada vez que, perdida, deambula?
permanente pasajera.
se levanta la muerte.
aullando y riendo entre días de azul
perezosos los cuerpos
de alma ligera y raíces en tierra.
tensión en el hilo que agarra las vidas.
sé de la muerte
desde aquel día le hice cosquillas,
ciega del mundo que me haría dejar.
"Ya nos veremos"- me dice
....pero aún no
María José Durán, Jorge Cancino,
Invierno 2020.
Esperando que luego
de este oscuro sendero de encierro,
la muerte nos haga florecer.
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